miércoles, 15 de octubre de 2008

Jibun no Unmei - Capítulo III

Autora: KTsubasa

III Malas decisiones


- Shizuru-sama!!!! – pasó gritando una chica visiblemente emocionada a un lado de Natsuki, quién estaba tendida en el pasto bajo un árbol con unos lentes para sol.

La aludida sonrió mientras continuaba caminando. Una chica más se unió a caminar y mientras le preguntaban como había pasado el día, que planes tenía para más al rato y demás, Natsuki se fijaba en su rostro. Si, era muy atractiva, pensó, mientras miraba su rostro una sonrisa angelical.

- Angelical? Qué rayos estoy pensando? – balbuceó mientras la seguía mirando. Fujino Shizuru se despidió cortésmente de las dos chicas y continuó su camino hasta entrar a su aula de clases. – clase A. Sin duda debe ser inteligente.

Le había seguido la pista durante dos días completos y ese era el tercero, pero Fujino Shizuru no hacía nada fuera de lo normal, terminaba sus clases y se dirigía al Consejo Estudiantil. Saliendo de allí, un auto llegaba por ella, ya fuera un chofer o Suzushiro Haruka en el suyo quién se la llevaba junto con Kikukawa Yukino.

- Creo que debiera rendirme…

- Rendirte en qué? – le preguntó una voz a sus espaldas

- Woa! – volteó – qué todo mundo tiene que asustar a la demás gente?

- Hablabas de Fujino-sempai? – le interrogó la chica de lentes y cabello oscuro tras ella – No serías la primera que es rechazada por ella.

- De qué rayos estás hablando?? – se ofuscó Natsuki – no se trata de eso.

- Ah no? – dijo una sonriente Chie – bueno, entonces qué es lo que te llama la atención Kuga-san? – continuaba mientras le filmaba por el celular – Acaso es la elegancia de Fujino sempai al caminar? O el Kyoto-ben de su hablar?

- Kyo…to… -ben? – se extrañó Natsuki – no sabía que hablara así. Bueno, no lo he notado.

Kyoto-ben. Un dialecto utilizado en la zona de, como su nombre decía, Kyoto; descendiente a su vez de uno más antiguo empleado en Osaka. Un dialecto samurai. Ahora entendía la fascinación de la ola de chicas que la seguían. Alguien así representaría el sueño de una grácil doncella esperando a su amado que marchó a la guerra. Natsuki hizo una mueca, qué cosa tan cursi y ridícula. Pero seguro era lo que las chicas detrás de ellas imaginaban al verle.

Natsuki recordó una ocasión que viajó con su padre a ese lugar. Le sorprendió tanta naturaleza. No era para nada raro el encontrar jardines impresionantes y construcciones de madera muy grandes. Habiendo crecido entre edificios, ella no entendía que una casa pudiese ser hecha de madera.

- Una de estás casas, Natsuki – decía su padre – vale más que la casa en la cuál vivimos.

- En verdad? – preguntó una Natsuki de seis años – y por qué?

- Porque son muy antiguas, son tesoros. Eso que ves al frente, es el Kinkakuji, es un templo muy famoso. Sus láminas son…

- Son de Oro!!! – gritó Natsuki mientras señalaba el templo – verdad?

- Bueno, digamos que son doradas – le sonrió su padre – pero lo más impresionante es lo que veremos ahora.

- Lo que veremos ahora? – interrogó Natsuki.

- Espera un momento, Natsuki-chan, le sonrió su madre también.

Natsuki había dado la vuelta al templo con la ayuda de sus padres. Su madre, Saeko, la ayudaba a subir junto con su padre. Tras la actitud explicativa de su padre, siempre venía la de apoyo de su madre. Ambos eran los padres que eran envidia de los conocidos de Natsuki.

El final llegó y su visión grabó una imagen que no escaparía jamás a sus recuerdos. El lago era dorado por los reflejos de las láminas del templo. Absorta en sus recuerdos, Natsuki sintió que alguien la volvía al momento actual mediante una mano que se movía de un lado a otro frente a sus ojos.

- Kuga-san? – Chie intentaba hacer a Natsuki volver de sus recuerdos.

- Decías algo, Harada-san? – carraspeó Natsuki sintiéndose torpe.

- Digo que Fujino-sempai aparentemente es descendiente de los habitantes del Kyoto Gosho.

Natsuki hizo una mueca más. El Kyoto Gosho era un palacio…qué acaso era una princesa? Qué hacía alguien así en ese lugar?

- Pero bueno, qué es lo que te interesa de ello? – preguntó Chie visiblemente sospechosa. Natsuki sabía que estaba esperando algo que le permitiese hacerle más preguntas a partir de ahora.

- Sólo me preguntaba si el color de los ojos son realmente verdaderos –soltó de repente.

- Yah! Es eso? – murmuró Chie visiblemente desilusionada. Natsuki sonrió para sus adentros.

- Por supuesto, Harada-san. A diferencia tuya, nunca había visto ojos como esos.

- Ahora que lo dices, sólo la familia de Fujino-sempai tiene los ojos de ese color. Al menos en las fotos que he visto.

- Fotos? – preguntó Natsuki – acaso Fujino-sempai tiene fotos de toda su familia?

- No precisamente, pero he visto fotos suyas publicadas en el periódico del colegio.

- Ah! – musitó Natsuki. Sería bueno checar ello, sin embargo, Harada Chie era un hueso bastante duro de roer. Si iba ahí seguramente se la encontraría pegada a sus talones – Bueno, creo que es hora de la siguiente clase no?

- Prefiero saltármela, tengo que ir a la cafetería – dijo Chie.

Natsuki asintió y se retiraba mientras veía a Chie ir a la cafetería. A nadie le gustaba la clase de historia. Aunque seguro Chie tenía otros motivos para ir allí.

Se dirigía a su salón de clases cuando vió al chico del bambú.

Nombre: Takeda Masashi
Edad: Desconocida (no importaba)
Curso: tercero grupo b.
Tipo de sangre: La que sea, da igual.
Puntuación: Negativa.
Acción: Next!

- Si, esa serían las calificaciones que le daría – pensó Natsuki –Si esto fuera un juego de video, ya estaría dado de baja.

Caminó hasta llegar al estacionamiento. Rayos! Había tomado el camino equivocado. Vió a Kanzaki Reito que se disponía a montarse en su motocicleta.

- Por qué todo mundo tiene una? – murmuraba visiblemente enfadada – inclusive el tipo de… - detuvo su rabieta cuando una figura conocida se aproximó. Natsuki le miró sin poder creer lo que estaba viendo. La figura pasó frente a ella y bajó la cabeza en ese momento mientras aceleraba el paso.

Natsuki continuaba con la boca abierta mientras veía al chico llegar al estacionamiento, tomar una moto, colocarse un casco y encender la máquina. Arrancó y dio vuelta para salir de allí.

- Rayos! – dijo Natsuki mientras empuñaba la mano. Salió corriendo tras él, pero la moto empezaba a alejarse de ella. Natsuki lo pensó un segundo.

- Kanzaki-san!!! – gritó desde allí. Reito volteó al instante para mirar a una Natsuki terriblemente agitada llegar junto a él.

- Kuga-san?

- Tengo un favor que pedirle, Kanzaki-san.

Reito le miró extrañado mientras Natsuki tenía las mejillas ardiendo de la pena tan grande que representaba eso. Pero no importaba si lograba su objetivo.


Media hora después Reito se detenía frente a un taller de motocicletas.

- “Yamada” – dijo Natsuki mientras se detenía. El chico había atravesado esa puerta y no había salido. Tal vez sería el bodeguero o el ayudante del bodeguero. Se veía frágil. Sería familiar de Fujino Shizuru?

- Y bien, Kuga-san? – preguntó Reito – Confieso que me ha resultado intrigante el saber porqué venimos siguiendo a esa moto hasta aquí.

- Es…algo personal Kanzaki-san… - contestó Natsuki – disculpe las molestias.

- No, de toda forma venía a la ciudad para comprar el almuerzo de mi hermana menor – contestó Reito.

- Hermana menor?

- Si, tengo una hermana menor en secundaria.

- Disculpe Kanzaki-san. Pero… no hay una cafetería en el colegio? ¿Por qué molestarse en venir a la ciudad?

Reito sonrió ante la pregunta y dio un largo suspiro antes de responder.

- Mi hermana pequeña tiene una fascinación por el ramen. No es raro que dos veces a la semana llegue hasta aquí por ella.

- Aún así es un gesto muy especial Kanza…

- Puedes decirme Reito – le interrumpió – No soy tan cuidadoso en ese aspecto, Kuga-san.

- Ya, entonces puedes utilizar mi primer nombre – contestó Natsuki a su vez.

- Natsuki-san. Bien. Podemos ir a comprar entonces?

Natsuki asintió mientras le acompañaba. Notó que las dependientas les lugar le miraban con una forma sospechosa y entendió porqué. Reito-sempai era muy guapo y seguro que estaban pensando otra cosa.

Un momento después salieron del lugar y Reito le dijo que era mejor volver al colegio. Le dijo que lo mejor era que lo acompañase durante el resto de la jornada, así podrían justificar su inasistencia a esa clase.

Natsuki aceptó mientras cavilaba. El chico aquel era un poco más bajo que Reito-san. Tenía un cuerpo delgado y ojos del mismo color de Fujino-sempai…Acaso sería posible que la Presidenta del Consejo Estudiantil…?

De toda forma una duda se disiparía una vez que cruzara esa puerta, pensó. Reito abrió la puerta y…una persona volteó desde la silla del presidente.

Una figura femenina, agraciada, cabello castaño y ojos color rubí. Sostenía una taza de té entre las manos y los miraba de forma condescendiente mientras curvaba los labios en una franca sonrisa.

- Bienvenidos.

Natsuki pensó rápidamente mientras su cerebro analizaba los últimos sucesos. Los ojos de Fujino-sempai eran exactamente iguales, exactamente iguales a los del chico de esa vez.

Había pensado que Fujino-sempai era quien se disfrazaba de chico y saltaba por el corredor para huir a toda velocidad sobre la moto. Pero la voz que había escuchado en esos momentos no correspondía con la que había escuchado de los labios de aquel chico.

Esta voz era suave y armoniosa, un encanto característico del Kyoto-ben que le había mencionado Chie que hablaba y una gracia tan femenina que traspasaba todos los sentidos.

- Qué diablos es esto? – pensaba Natsuki.

Había ido dos veces al Consejo Estudiantil en una semana y las dos veces se había encontrado con Fujino-san de la manera que menos esperaba.

- Kuga-san?

Esa voz interrumpió sus pensamientos. Era una voz tan terriblemente encantadora. Se sentía como un ratón al cuál ha petrificado una serpiente. No es porque fuera en mal sentido, sino que de una u otra forma no podía pensar con claridad ante su presencia y su mirada.

Esos ojos, seguro que esos ojos tenían el poder de hechizar a las personas.

- Si? Fujino-sempai.

- Ocurre algo? No sé porqué te siento muy nerviosa.

- No ocurre nada, Fujino-sempai – Natsuki empezaba a preguntarse porqué tenía que hacer las cosas de la forma menos adecuada. No era nada buena a la hora de tomar decisiones.

- Me alegra que sea así, Kuga-san – contestó Shizuru mientras le daba una taza de té.

- Gracias – musitó Natsuki mientras veía los ojos de Shizuru. Quién parecía haber notado que no podía dejar de mirarla a lo que dejó escapar una pequeña sonrisa.

- Por nada, Natsuki-san - Natsuki dejó de beber el té. Shizuru-sempai había dicho su nombre de una manera tan suave que no sabía que pensar de ello – puedes venir cuantas veces quieras. Siempre y cuando no sea después de las cinco de la tarde, fuera de esa hora estoy en mi apartamento con las tareas y no atiendo a nadie.

Natsuki asintió mientras sentía un extraño placer y un revoloteo en el estómago. Unos golpes en la puerta llamaron su atención y entonces.

- Ah! Takeda-kun – dijo Shizuru mientras Natsuki sentía que el té estaba por salir de su boca. Tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para no dejar escapar una gota y tragárselo todo de una vez.

- Ku…Kuga… - escuchó la voz de Takeda temblar – qué haces aquí?

Natsuki quería que la tierra se la tragase en ese momento. Al que menos quería ver era el primero en aparecer.

- Maldita sea!!!!! – gritó Natsuki interiormente. Seguro que si pudiera lo gritaría hasta que toda la Vía láctea se enterase.

Shizuru volteó a ver a Natsuki. Su rostro reflejó una comprensiva sonrisa en ese momento. Le indico a Reito que atendiese a Takeda mientras le decía a Natsuki que era mejor regresase a su clase y entregara al tutor el justificante por su falta.

Natsuki tomó la nota y se retiró de allí. Aparentemente Fujino-sempai había entendido que no quería ver a Takeda.

Miro la nota. Era una caligrafía bastante bonita.

Llego a clases, donde una sonriente Mai le esperaba.

- Y bien? – le preguntó.

- Bien qué? – contestó Natsuki que no entendía que pasaba.

- Te vi salir en motocicleta con Kanzaki-sempai.

- Ah, eso. Te aseguro que tiene una buena explicación.



Mientras tanto, en el Consejo Estudiantil, Shizuru miraba a través del ventanal mientras una sonrisa asomaba a su rostro. Un conjunto de emociones se mezclaban como los colores del atardecer. La montaña de Fuuka aparecía frente a ella. Y ante sus ojos el verde. Verde esmeralda.

2 comentarios:

  1. ESTA MUY PERO MUY INTERESANT EL FIC PERO IMAGINO Q AUN FALTA LO EMOCIONANT AAAHHH; ASI Q ADELANT Y ANIMO EH.

    ResponderEliminar
  2. esta genial jojojo esa Shizuru XD
    waAa continua esta super :D

    ResponderEliminar

Agradecemos y nos hace feliz que te animes a comentar, por favor al manifestar tu opinión recuerda hacerlo con tolerancia, recordando que no todos pensamos igual. Las críticas deben ser constructivas, siempre en un marco de respeto.

Las administradoras del blog se reservan el derecho de borrar cualquier comentario que resulte ofensivo.

Al comentar recuerda que estás mejorando tu cutis y reafirmando tus glúteos ^^